En los últimos meses, los mercados de materias primas han experimentado una tendencia bajista sin precedentes en los últimos seis años. La desaceleración significativa del crecimiento económico global ha erosionado la demanda en sectores clave, lo que ha llevado a los precios de los commodities a niveles mínimos. Este artículo explora las causas, las cifras más relevantes y las perspectivas que marcarán el rumbo de las materias primas en 2025.
Tras un desplome cercano al 12% en 2024, los analistas prevén un retroceso adicional en torno al 5% para 2025. Con este movimiento, los índices de materias primas se ubicarían en su punto más bajo desde 2019.
Más de la mitad de las materias primas incluidas en el pronóstico muestran caídas superiores al 10%, un reflejo de la intensa presión de la oferta frente a una demanda debilitada.
El retroceso de los precios obedece principalmente a un desequilibrio entre oferta y demanda. La economía mundial muestra un crecimiento moderado que no logra absorber la ofertas récord en varios mercados. Al mismo tiempo, los inventarios alcanzan niveles inusuales, generando presiones bajistas persistentes en precios.
En mayo de 2025, el índice de precios de energía registró una caída del 4.4%. El gas natural en Estados Unidos retrocedió un 8.4%, mientras que el crudo perdió un 4.8%.
Algunas de las causas más relevantes son:
La fortaleza inicial del dólar, antes de su caída en 2025, amortiguó la caída de metales preciosos como el oro, impulsado por compras de bancos centrales. Sin embargo, la mayoría de metales industriales continuó su descenso.
Factores clave:
En conjunto, los inventarios crecientes y la alto nivel de inventarios globales impiden recuperaciones sostenidas.
La actividad manufacturera y de construcción en China se mantiene por debajo de lo esperado, lastrada por ajustes regulatorios y menores inversiones públicas. Los datos de producción industrial en EE.UU. también muestran signos de estancamiento, con la demanda de gasolina por debajo de sus promedios históricos, influenciada por la electrificación del transporte.
En Europa y otras economías avanzadas, la recuperación industrial es sólida, pero demanda industrial y de construcción decepcionante limita cualquier repunte significativo.
La caída de precios ejerce un efecto desinflacionario, aliviando presiones sobre los precios de insumos y energía. Sin embargo, los países dependientes de exportaciones en materia prima enfrentan menores ingresos y mayores déficits fiscales.
A largo plazo, el futuro de los commodities dependerá de la evolución de la demanda en Asia, la política energética en Occidente y posibles shocks externos.
Las principales amenazas al escenario actual incluyen:
En un entorno de presiones bajistas persistentes en precios, los riesgos siguen inclinados hacia descensos adicionales si la ralentización económica se profundiza.
El retroceso de los commodities ante la desaceleración industrial global evidencia la importancia de monitorear tanto los fundamentos de oferta y demanda como las decisiones políticas y financieras que moldean los mercados. La capacidad de adaptación de productores y consumidores será clave para enfrentar los desafíos y aprovechar oportunidades en la segunda mitad de 2025.
Referencias