En los últimos años, los códigos QR han dejado de ser una curiosidad tecnológica para convertirse en una herramienta clave de inclusión financiera en economías en desarrollo. Su popularidad crece junto con la digitalización acelerada y la necesidad de métodos de pago sin contacto.
Este artículo explora las estadísticas más recientes, los casos de éxito en distintas regiones, los retos pendientes y las perspectivas de futuro que señalan a los pagos por QR como un factor transformador en mercados emergentes.
El mercado global de pagos con códigos QR fue valorado en 11.2 mil millones de dólares en 2022 y se estima que alcanzará entre 45 y 51.58 mil millones para 2032, con un crecimiento anual compuesto de 18.7%. Esta expansión refleja un aumento del 433% en escaneos de QR durante los últimos cuatro años, con 41.77 millones de interacciones proyectadas para 2025.
Para 2025, se espera que el gasto global a través de pagos QR ronde los 3 billones de dólares, frente a los 2.4 billones en 2022. Estas cifras evidencian cómo los usuarios adoptan soluciones rápidas y cómo las empresas rediseñan sus plataformas de cobro.
Asia-Pacífico lidera con China al frente: el 90% de sus pagos móviles usa QR, dominado por Alipay y WeChat Pay. En Japón, el valor del mercado QR crecerá de 173.1 a 277.1 millones de dólares entre 2023 y 2033.
En el sudeste asiático (Indonesia, Tailandia, Malasia y Filipinas), los reguladores promueven la interoperabilidad, impulsando volúmenes de pago que podrían crecer un 590% hasta 2028 y fomentando sistemas abiertos y cooperativos.
La crisis del COVID-19 fue un punto de inflexión decisivo. Los consumidores y comercios buscaron métodos de pago sin contacto para reducir riesgos sanitarios, impulsando la adopción masiva del QR y consolidando su presencia en zonas urbanas y rurales.
El incremento en la penetración de smartphones y la urgencia por soluciones prácticas motivaron a gobiernos y fintechs a optimizar sus plataformas, facilitando la incorporación de nuevos usuarios a la economía digital.
En mercados emergentes, la inclusión financiera es un desafío constante. El efectivo domina transacciones micro y pequeñas ventas, pero los códigos QR están cambiando este panorama. Al no requerir terminales costosos, permiten que microempresarios y emprendedores ofrezcan pagos electrónicos con solo un teléfono inteligente.
En África, proveedores de dinero móvil integran pagos QR a sistemas existentes, mientras que en Latinoamérica se plantea un gran potencial de crecimiento, pues una mayor digitalización podría reducir la pobreza y dinamizar economías locales.
El bajo costo de implementación y la escalabilidad ágil representan oportunidades claras. Sin embargo, persisten retos como la fragmentación de ecosistemas y la brecha tecnológica.
El comercio minorista, la alimentación callejera y el transporte son los más beneficiados por la simplicidad del QR. A diferencia de las tarjetas tradicionales, no requieren infraestructura POS avanzada, lo que facilita transacciones cotidianas más fluidas.
Frente a billeteras móviles y NFC, el QR destaca por su bajo costo inicial y compatibilidad con teléfonos básicos, siendo ideal para microtransacciones donde el efectivo seguía imperando.
Analistas de organismos internacionales pronostican que, para 2030, los pagos por QR serán protagonistas en la estrategia financiera de gobiernos y empresas, contribuyendo a:
Con la continua evolución de estándares y la consolidación de ecosistemas interoperables, los pagos por QR tienen el potencial de articular un sistema financiero más equitativo, adaptado a las necesidades de millones de personas aún fuera del circuito formal.
En definitiva, la expansión de los pagos por QR en mercados emergentes no solo representa una innovación tecnológica, sino un motor de desarrollo y equidad. Gobiernos, empresas y usuarios tienen la oportunidad de sumarse a este cambio, sentando las bases de un futuro donde las transacciones sean seguras, accesibles y universales.
Referencias