La economía mundial está atravesando un periodo de desaceleración ordenada que, aunque marcada por cifras moderadas de crecimiento, presenta oportunidades para la innovación y la resiliencia. Comprender sus causas y prepararse con antelación puede marcar la diferencia entre avanzar o quedar rezagados.
Para 2025, los organismos internacionales coinciden en que el crecimiento global se situará entre el 2,7% y el 2,9%, la cifra más baja desde la pandemia de COVID-19. Este enfriamiento responde a la menor demanda interna en EE. UU. y China, que juntas representan casi la mitad del PIB mundial.
La combinación de presiones inflacionarias moderadas, tipos de interés elevados y ajustes fiscales más restrictivos ha ralentizado la actividad. Sin embargo, la misma cautela monetaria abre la puerta a oportunidades para aquellos que diseñen estrategias adaptativas y proactivas.
Diversos elementos interactúan para frenar el crecimiento global.
Para 2025, los organismos internacionales estiman un crecimiento global cercano al 2,8%. Aunque no se anticipa una recesión generalizada, la expansión más lenta desde la pandemia plantea retos inéditos.
En el caso de América Latina, se espera un crecimiento moderado con un impulso gradual hacia niveles previos a la pandemia. México, más expuesto a la variación de las tarifas arancelarias y al ciclo estadounidense, podría registrar contracciones en 2025.
Aunque el sector primario sostiene parcialmente la actividad, la industria y los servicios muestran signos de debilidad. La consolidación fiscal y un entorno comercial más estable pueden crear oportunidades de nearshoring duraderas.
Para que la recuperación sea sólida y duradera, es imprescindible equilibrar medidas de estímulo fiscal con disciplina financiera. Una estrategia coordinada entre gobiernos y empresas, basada en transparencia y proyección a largo plazo, genera confianza en los inversores.
La transición hacia economías más verdes y resilientes, junto con el impulso de la innovación tecnológica, se erige como uno de los pilares fundamentales para acelerar el crecimiento antes de finales de la década.
En definitiva, aunque 2025 presente un panorama de crecimiento moderado, existen múltiples herramientas y vías para navegar este ciclo con éxito. Adoptar un enfoque proactivo, adaptarse a las condiciones cambiantes y promover la colaboración público-privada son claves para salir fortalecidos de esta fase y sentar las bases de un desarrollo sostenido.
Referencias